El Genaro es un hombrecillo azul que adorna piedrotas y vallas en los caminos que bordean el enorme embalse de El Atazar, en la provincia de Madrid. Hasta hace muy poco no sabía cuándo se había iniciado este sendero ni quiénes fueron los creadores del personaje. Yo tenía olvidada su existencia en los pliegues de mi memoria y no había vuelto a acordarme del hombrecillo hasta que recibí en uno de los boletines de la FMM que se había solicitado su homologación en la red nacional de senderos de Gran Recorrido con el nombre de GR-300, la Senda del Genaro.
Inmediatamente empecé a buscar y encontré muy poco. Apenas un folleto en formato PDF con mínimas indicaciones, un mapa poco preciso y perfiles de las etapas. Pocas referencias a pie y algunas en bicicleta, antiguas, que transitaban en algunos tramos por lugares distintos de los que la nueva balización montañera había preparado.
Decidí recorrer el GR y descubrir una zona que era prácticamente desconocida para mí. Conocía algo de Patones y había estado alguna vez en la Presa de El Atazar, pero fuera de eso, jamás me había perdido por sus caminos y barrancos. Podía ser interesante seguir las nuevas balizas, recorrer zonas muy poco habitadas y pasar un par de días en compañía de un tío de puta madre al que conozco desde hace ya bastante y con el que me llevo especialmente bien: yo mismo.
El recorrido abarca unos 70 km que se antojaban sencillos desde casa: sin grandes montañas, la ruta busca caminos naturales entre los distintos pueblos (todos muy pequeños) y transita entre los 700 y 1.258 metros: poca cosa para un madrileño como yo acostumbrado a enlazar dosmiles a decenas de una tacada. Luego las cosas no son tan fáciles y 70 km son bastantes. Pero era un reto asumible para hacerlo en día y medio y así ha sido.
El ‘cuándo’ era muy sencillo también de decidir: en verano eso es un horno y en invierno una nevera. La primavera debía de ser el momento idóneo: jara en flor, cantuesos y temperaturas frescas para poder avanzar a horas centrales del día sin cocerme en mi propio jugo. Pero esta primavera ha sido muy tormentosa en España y no veía el momento de elegir los dos días sin rayos y centellas que necesitaba para mi periplo. En cuanto llegaron, me decidí: y no decidí muy bien, porque si bien no hubo el menor atisbo de tormenta, ni nubes, ni frío (en mayo aún suele nevar en la Sierra de Guadarrama), lo que se me vino encima fueron un par de días de insoportable calor (más de 30ºC) y ausencia total de viento. En resumidas cuentas, es como si hubiera hecho el recorrido en lo más duro del estío. Es lo único que no fue «bien», porque el resto transcurrió de manera muy plácida y agradable. Disfruté mucho del camino y de los paisajes que, sin ser sobrecogedores ni alpinos, me sorprendieron en muchos momentos. Tuve también mis tres ratitos «malos» (que luego son los mejores), más por mi culpa que por la de la señalización del camino en forma de «pérdidas» que añaden un poco de sal y pimienta a un recorrido muy sencillo técnicamente, apto para todos los públicos (si se hace en etapas, claro: no todo el mundo puede hacerlo en día y medio) y bastante interesante que conjuga soledad, presas, agua y algunas vistas muy hermosas.
Llama la atención la extrema soledad de los parajes que he recorrido: desde que aparqué el coche en El Berrueco por la mañana y donde vi a dos personas, no encontré a nadie hasta que hablé con un anciano en El Atazar… 34 km después. No encontré a nadie desde El Berrueco a Patones; en Patones vi sólo gatos; de ahí por uno de los caminos más solitarios y agrestes que he conocido llegué a El Atazar sin ver absolutamente a nadie. A la mañana siguiente no encontré a nadie en Robledillo de la Jara y hasta muy avanzado el día que llegué al pueblo de Cervera de Buitrago no vi a dos encargados de la limpieza del pueblo trabajando y un rato después a un hombre mayor al que pregunté el camino: y era sordo. Hablé muy poco estos días: sólo de vez en cuando le decía algo a Genaro que, todo hay que decirlo, se portó en todo momento como un buen compañero.
Datos técnicos:
- El GR-300 Senda de El Genaro es el único GR que transcurre íntegramente por la Comunidad de Madrid. Está recientemente balizado con postes de dirección, marcas de GR en rocas y vallas y el símbolo del hombrecillo azul antiguo. En general está perfectamente claro el camino (quizás por eso lo perdí tres veces, pero eso ya lo iré contando y quizás se entienda). El recorrido oficial es de unos 69 km. Yo hice esa distancia pero no visité uno de los pueblos que han incluido en el recorrido (Manjirón).
- Transcurre por caminos muy buenos, algunos senderos de pizarra suelta y por una pista de zahorra. No tiene dificultad técnica y es apto para cualquier persona en buenas condiciones físicas. Si se hace por etapas es muy cómodo; si se hace todo del tirón se requiere buena forma física y estar acostumbrado a triscar por la naturaleza solitaria. Hay un tramo de arista rocosa corto y muy sencillo antes de llegar al Cancho de la Cabeza; previo a este tramo hay una subida empinada con el terreno muy suelto. Desde la Presa de la Parra a El Atazar se suben y se bajan muchos barrancos con desnivel importante y terreno pedregoso y suelto, bastante rompepiernas. La subida a Cabeza del Aguadero entre Robledillo de la Jara y Cervera de Buitrago tiene un desnivel importante. En la época en la que lo he hecho hay que vadear, atravesar y directamente caminar por medio de multitud de arroyos de agua helada. Los días de calor tras las lluvias y tormentas habían dejado enormes cantidades de agua. La ruta implica cruzar el río Lozoya por un vado: cubría al menos un metro y venía con gran fuerza, por lo que lo crucé más arriba por la presa de la Parra, que tiene un desprendimiento y obliga a trepar por un caos de rocas: extremar el cuidado por ahí en caso de ir con bici o con niños pequeños. Por lo demás, un sendero muy sencillo.
- El desnivel acumulado es de unos 5.000 metros. Por lo tanto, no es un paseo y hay que tomárselo como una ruta de montaña, sobre todo si se plantea como una travesía.
- Hay mucha vegetación pero muy poca sombra. El paisaje lo domina la jara, que encontré en plena floración. Lo que fueron robledales ahora son jarales. Algunos prados bonitos llenos de flores, pinares antes del Poblado del Atazar y tras la presa de la Parra, y otro de repoblación en la ladera de Matachines; robles en la subida a Cabeza del Aguadero y un precioso quejigar mezclado con fresnos en las orillas del embalse de El Atazar desde Cervera de Buitrago. Pasada la presa de El Villar, entramos en un encinar magnífico hasta El Berrueco. Lo cierto es que no hay casi sombra y el sol castiga continuamente.
- En cuanto a la fauna, gracias a la estación primaveral multitud de aves acompañaron mis pasos; y miles de lagartijas, una ardilla y un precioso corzo. Al final, truchas rampantes. Los insectos molestaron lo justo.
- Hay agua en los pueblos, pero no en el Poblado del Atazar (que no es un pueblo y no lo sabía). Un anciano en El Atazar me aseguró que se podía beber de los barrancos: el agua era buena. Si se hace con tiempo agradable, con ir repostando en los pueblos es suficiente. Yo las pasé muy justas para llegar a este pueblo, y desde allí, aunque cargué tres litros, por la noche me tuve que racionar; pero había 26ºC por la noche y eso no debería ser normal. Digamos en general que se puede conseguir agua sin problemas.
- El folleto oficial prepara la ruta en siete etapas. Yo, que soy muy machote, la realicé en dos: Día 1: El Berrueco-Patones de Arriba-Cancho de la Cabeza-Poblado del Atazar-El Atazar-ladera de Matachines (42.25 km). Día 2: Ladera de Matachines-Robledillo de la Jara-Cabeza del Aguadero-Cervera de Buitrago-Presa del Villar-El Hospitalillo-El Berrueco (26.28 km). No recomiendo a todo el mundo hacer algo así, claro; pero a mí es que me va la marcha. Si se hace en tres días se puede ir tranquilo y sin agobios.
- Las posibilidades de pernocta y vivac no son muchas. En los pueblos lógicamente hay casas rurales y hotelitos con encanto. Si por el contrario alguien prefiere hacerlo en ruta, hay que tener en cuenta que durante muchos kilómetros nuestro camino serán 30 cms de tierra y pizarra suelta en medio de una ladera empinada cubierta por la jara; un lugar maravilloso para pasar la noche sería las inmediaciones del Cancho de la Cabeza, con vistas magníficas sobre todo el embalse. Bajando hacia el Lozoya hay vegetación de ribera con fresnos y praderas, pero puede haber muchos insectos; de ahí a El Atazar, el terreno es muy agreste, pero se podría buscar algo a la altura de unas construcciones derruidas en lo alto de uno de los barrancos. Yo llegué hasta el pinar de la ladera de Matachines, una vez cruzado el río Riato: siempre es agradable servirse de la protección de los pinos para descansar y guarecerse de posibles vientos y fríos (no fue el caso). Lo malo es que no hay nada plano; encontré mi lugar en la parte de atrás de una ruina que hay junto al camino, pero no era del todo horizontal. Arriba en el collado Fragüela se puede encontrar mejor acomodo, pero si hace malo o sopla el viento puede ser frío, porque está muy descubierto. No vi muchos lugares buenos que recomendar, pero llegado el momento se puede encontrar.
- La otra opción es utilizar los descansaderos que han levantado a lo largo del GR-300. Son unas construcciones sólidas de roca, techadas, con bancos y mesa corridos de piedra en un lado para poder sentarse y comer, y un lugar abierto para los caballos en el otro. En general están en buen estado, aunque alguno estaba pintado, con algo de basura y con la hierba muy crecida en el lado de las caballerizas. En caso de tormenta o cualquier problema sobrevenido se pueden utilizar y son una opción. Yo preferí levantar mi mini tienda y fundirme un poco más con la naturaleza. Al lado del de Robledillo (a la entrada del pueblo según se baja de Matachines) hay una magnífica fuente. En el que hay a medio camino de este pueblo y Cervera de Buitrago, hay un pilón en la parte de atrás con el símbolo del Genaro. En los demás no hay agua.
Información oficial
Cuando yo la hice, no había más que el primer folleto de dos páginas que indicaba de manera muy general la ruta y los perfiles de cada etapa. Al visitar la página web ahora para enlazarla acabo de descubrir que hay una guía completa de todas las etapas con fotografías (rutómetro) y todo tipo de información. Por lo tanto, lo que yo diga ya carece de importancia porque hay algo mucho más cuidado y preciso al alcance de todo el mundo.
Página oficial del GR-300 Senda del Genaro.
En mis siguientes enlaces describiré mis experiencias y sensaciones al recorrer este sendero de gran recorrido y lo documentaré con fotos y mis típicas chorradas. (Pincha en ellas si quieres)
Espero que os guste.
Muy interesante el articulo todo, Fran. Se queda uno con ganas de patearlo tambien. Aunque…para el tiempo que vamos ya, casi que no es el mejor momento. Igual podemos darle un repaso en otoño. Esta vez, a la carrera a ver en cuanto sale, eh? 🙂
Sí, es algo que propuse hace meses y que no estaría mal del todo. Ahora sabiendo bien el camino, sin los tontos desvíos y vericuetos por los que me metí, no sería ninguna tontería. Eso sí, no olvidemos que son 5.000 metros de desnivel acumulado.
Habrá que ir madurándolo…
¿5000 acumulado? ¡qué bisoñez!
Mola leerte de nuevo Buey Herido, mooooooola.
Ya me has vuelto a liar… con lo tranquilito que estaba yo ajeno por fin al ciberespacio de los cojones…
[…] 21 junio, 2011 — territoriomuse Recorrido por la GR-300, LA SENDA DEL GENARO https://yoku.wordpress.com/2011/06/13/gr-300-la-senda-del-genaro-1/ Imágenes del blog "Las Crónicas del Buey Herido" Escrito en mancomunidad […]
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