They will not force us
They will stop degrading us
They will not control us
We will be victorious
De no ser por tener un hijo adolescente me habría quedado en casa y me habría acostado a las diez, como es mi costumbre. Pero hoy tocaba su grupo favorito, iba con sus amigos, todos menores, y algún adulto tenía que hacerse cargo de la situación. Como no encontraron ninguno, me tocó a mí.
Las entradas habían volado en los días siguientes a su puesta a la venta, de manera que tuvimos que acoquinar una bonita suma para conseguir dos pases a la pista general (sí, ahí, en el mogollón).
Dos entradas de Muse en la reventa: 140 €. Ver la cara de tu hijo disfrutando como un enano: no tiene precio.
Mentiría si dijera que iba forzado. Compadezco a los padres que tienen que llevar a sus hijos a ver a Hannah Montana y a Pereza, Bisbal o dementes similares. Pero mi hijo tiene gustos refinados y Muse nos encanta tanto a él como a mí. Como es natural, él se conoce cada una de las canciones de memoria, las rarezas, los temas que han salido sólo en un single en Japón y cosas parecidas. Yo no llego a tanto, pero los oigo muy a menudo y me sé casi todas sus canciones.
El tour de este año lo realizan en estadios. Llenar un estadio parece reservado a payasos acabados como los Rolling, a vejetes a los que se les perdona todo como al Boss, o a los sobrevalorados U2. Pero este trío de trientañeros ingleses se lo ha propuesto y arrasa en cada país que visita. Si se han caracterizado siempre por unas puestas en escena espectaculares y muy futuristas, las de esta gira son abrumadoras. Creo que han dado una vuelta de tuerca al concepto de escenario y de ‘juego de luces’. Yo que he asistido a un concierto de Pink Floyd en su explosión de láser y varilites, pensaba que lo había visto todo. He de reconocer que el espectáculo de Muse es impresionante: el sonido es aplastante, de una pureza y brillo formidables. La limpieza con la que se oía absolutamente todo, la perfecta sincronización con los media utilizados y la cantidad de sorpresas desplegadas en el concierto han sido soberbias. Desde el punto de vista de un espectador, un 10 sobre 10 sin duda alguna.
Dados los nervios de mi vástago, a las 18:45 estábamos en el Vicente Calderón, junto con los otros amigos que lo acompañaban. Eran tantas las ganas que a las siete estábamos ya dentro, eligiendo sitio junto a una valla de seguridad, justo en el centro del escenario y perfectamente situados para una de las atracciones que nos aguardarían; pero eso no lo sabíamos aún. Unos bocatas y a esperar que empezaran los teloneros.
Primero aparecieron The Big Pink, que me parecieron muy modernos y me gustaron mucho (especialmente la baterista japonesa, Akiko Matsuura, que estaba como un queso y andaba medio en bolas). Tengo que darles una escuchada porque creo que se merecen atención. Tras ellos tocaron los Editors, grupo indie más conocido (reconozco que sólo había escuchado An End Has a Start). Me gustó la intensidad con la que tocaron y tendré también que seguirlos.
Editors actuando de teloneros
Como era de esperar, ninguno de ellos utilizó más que unas pocas luces y efectos del inmeeeeenso bloque en el que se alojaba el escenario. Todo el despliegue estaba reservado a los dueños y señores del rock del siglo XXI.
Comenzaron con 15 minutos de retraso. Nosotros llevábamos ya tres horas de pie y cuatro y pico desde que salimos de casa. Nada, poca cosa. Pero mereció la pena esperar.
Todo comienza con una manifa, sí, sí. Se enarbolan banderas de Resistance, con una española en el centro, entre el público los pipas elevan pancartas, lemas y emblemas y se dispara Uprising. La locura se expande como un universo recién nacido y la banda acomete su entrada de forma brutal y anunciando lo que nos espera: puro espectáculo audiovisual y una calidad excepcional en todos los aspectos.
Al conocido single del último disco (se oye ya hasta en los supermercados) le siguen para el delirio de los allí reunidos la rítmica Supermassive Black Hole , una preciosa New Born y la enorme Map of the Problematique. La entrega del público es total y el espectáculo está al mejor nivel de cualquier banda de rock que yo haya visto. El despliegue técnico es de los que te dejan la boca abierta, muy moderno, muy vanguardista (como es Muse), efectivo y, por qué no decirlo, efectista. Se van desgranando casi todos los temas del último álbum (Resistence) y muchos del anterior (Black holes and revelations). Que son ambos dos discazos, lo digo por delante, pero bueno, tienen más concesiones al público que los primeros: hay más que ecos de U2, el tecno de los 80 o incluso de Queen. Son más comerciales, si se quiere utilizar ese término algo despectivo: pero ya quisieran otros hacer temas comerciales con los matices y calidad que derrochan estos. Sonó entonces la canción que han compuesto para cierta película innombrable y que no me dijo nada: demasiado blanda y comercial. Luego lo arreglaron con Bliss, temazo. Personalmente me apasionan los primeros trabajos de Muse y me recompensan con uno de mis temas favoritos del tercer disco (Absolution): Hysteria. Pura energía, enloquecemos todos con ese intensísimo nu-metal o como cojones se pueda llamar esa explosión total de rock brutal. Escalofriante. Tan intenso y furioso que te conquista para siempre.
Para los que no conozcan al grupo (debería ser castigado con veinte azotes en plaza pública y ser motivo de escarnio) los componentes de Muse son:
Matt Bellamy: compositor, cantante, guitarrista, teclista y todo. El alma creativa; un tipo simpático, hiperactivo, hipercreativo y un virtuoso al piano y a la guitarra (llegó a tocar los dos mástiles al mismo tiempo). Medio extraterrestre y algo gamberro. Eso sí, su español es peor que mi birmano.
Dominic Howard, baterista menudo y con gran sentido del humor, desarrolla una energía y una creatividad muy grande en la sección rítmica. Cuando lo ves actuar comprendes que cada canción lleva exactamente el ritmo y adornos que necesita, ni más ni menos.
Christopher Wolstenholme, el grandón bajista, que abandonó la batería en su anterior grupo para comenzar a tocar el bajo en Muse sin haberlo hecho nunca antes. No sólo aprendió sino que es un magnífico bajista, potente, creativo y que junto a Dom crea una base rítmica aplastante sobre la que Matt puede florear a su gusto.
No soy capaz de recordar el orden de las canciones (tocaron muchas y algunas de mis favoritas). Guiding Light según mi hijo no la habían tocado anteriormente, y quedó bastante bonita, con ese solo de guitarra corto pero intenso. (aunque sé a casi nadie le gusta este tema). United States of Eurasia me sorprendió porque pensé que no funcionaría en directo y sí lo hizo. Tuvimos momentos para la calma en Feeling Good y en Unintended, en la que que Dom nos pidió que ilumináramos el estadio con las luces de los móviles.
Pero nos iban a arrollar con varias sorpresas, como la plataforma en la que Dom y Chris se subieron para iniciar una intro poderosa rítmicamente (MK Jam) para Undisclosed Desires, con una batería luminosa mientras subían y bajaban para incorporar a Matt a la fiesta. La canción, puro tecno ochentero, resultó bastante llamativa.
Otro de mis momentos favoritos llegó tras Resistance y Starlight se zambulleron en Time is Running Out, un temazo que te agarra desde el principio y desearías que no te soltara nunca. El pogo era ya inevitable en la pista y no paró hasta el final del concierto. Fue seguida por Unnatural Selection, contundente y con una guitarra fantástica.
Ay, esos trajes plateados, Matt...
Otro espectacular secreto que guardaban era un auténtico OVNI que salió de detrás del escenario al más puro estilo Pink Floyd con sus cerdos volantes. Mientras Matt desgranaba la primera parte de Exogenesis, una pequeña sinfonía clásica que aportaba la perfecta atmósfera mágica, un globo plateado llegó flotando hasta justo el lugar donde estábamos nosotros, que comprendimos en ese momento el por qué del pasillo que habían formado los de seguridad y que permitía a los pipas manejar diestramente el OVNI.
Lo teníamos a pocos metros sobre nuestras cabezas cuando me sorprendió el «burruño» que formaba justo el vértice inferior del globo. Entonces, en perfecta sincronía con la música onírica que sonaba en el escenario (al que nadie prestó atención en esos momentos), el vértice se convirtió en una bailarina colgada del OVNI que, sujeta por unos cables invisibles evolucionaba con un aro en la cintura que le permitía girar libremente. Una auténtica extraterrestre (de género mamífero, sin lugar a dudas) bailó mágicamente sobre nuestros asombrados ojos tan cerca que casi podíamos tocarla. Resultó muy plástico y muy bonito. La ovación fue total.
Aún nos lanzarían varios ojos enormes que rebotarían entre el público de lado a lado, mientras otro ojo inmenso parpadeaba en la bola de leds que coronaba la nave nodriza, digo, el escenario.
Ante el delirio de 50.000 personas entregadas desde el minuto uno, la despedida se compuso de cuatro temazos tras un corto tiempo que necesitó Matt para que le pusieran encima un auténtico traje de luces. Y nada menos que la magistral y epítome del rock alternativo que más me gusta, Stockholm Syndrome, siguió en el repertorio. En el más puro estilo Tron, subido a la plataforma en medio del público, con unas gafas del futuro y un traje de colores cambiantes y sincronizados con la música, interpretó Take a Bow. Impresionante. Pero bajó y la banda atacó Plug in Baby, para mí quizás la mejor canción de la década. Es tan visceral, tan poderosa, con ese riff que te llega tan dentro que no puedes hacer otra cosa que entregarte a ella. Allí bailaron cinco decenas de miles de personas y seguro que muchos de los vecinos del barrio. Para terminar, y precedida de la nueva intro gloriosa con la armónica estilo western de Chris, la incomparable Knights of Cydonia. Brutal, demoledora, perfecta.
Un espectáculo total, moderno, ultramoderno, tecnológico, insuperable técnicamente. Pero sin dejar de cuidar el sonido, la interpretación, el ritmo, la rabiosa y mordiente guitarra. Con momentos de poesía y de furia, con magia y metal pesado. Con armonías de piano clásicas, guitarras desgarradas, riffs potentes, letras de amor o comprometidas políticamente, ritmos pulsantes y melodías cuidadas… ¡y todo ello a menudo en la misma canción!
Pueden pecar de eclecticismo. Es cierto. Puede que sus dos últimos discos tengan demasiadas referencias a músicas ya escuchadas. Si bien sus primeros discos no suenan a nada anterior, son rompedores, alternativos y brillantes (para mi gusto imprescindibles para todo amante del rock), los nuevos trabajos son más digeribles por el gran público. No lo critico: un artista puede decidir acceder a mayor número de personas y para ello tiene que hacer ciertas concesiones. Pero Muse sigue siendo un señor grupo de rock con mayúsculas, poderoso y versátil, con discos muy cuidados y directos dificilmente superables por nadie en la actualidad. Son generosos y se entregan sin reservas. Invito a todo amante de la música a que los explore porque va a encontrar material de su gusto. De lo muy alternativo a lo muy digerible; de lo más duro a lo más delicado. Pero siempre honesto y original. Rock en estado puro.
Tras acabar el concierto le dije a mi hijo que tuviera en cuenta que los próximos conciertos a los que asistiera no serían de tantísimo nivel, ni musical ni escénico. Había disfrutado enormemente con el espectáculo y estaba ronco y feliz. Se acostó a las dos de la mañana. A las nueve tenía examen final de Matemáticas e Historia. No sé qué tal le habrán salido. Pero considero mucho más importante para su felicidad este tipo de experiencias. Tras unos años nadie se acuerda de la nota que sacó en un examen en el colegio. Pero durante toda su vida uno se acuerda de los conciertos a los que asistió. Las experiencias quedan y te construyen como persona. Y el rock es para mí algo muy importante.
Porque lo único que nos diferencia del resto de animales y seres vivos del planeta y, me aventuro a decir, de cualquier otro sistema solar, es esa explosión de energía, vida, color, ruido, latidos, saltos, movimiento, ilusión y magia que es un verdadero y genuino concierto de rock.
Poderlo compartir con mi hijo, indescriptible.
Gracias, Muse.
He encontrado el setlist del concierto:
1. Uprising
2. Supermassive Black Hole
3. New Born
4. Map of the Problematique
5. Neutron Star Collision (Love is Forever)
6. Guiding Light
7. Bliss
8. Interlude
9. Hysteria
10. Nishe
11. United States of Eurasia
12. Feeling Good
13. MK Jam
14. Undisclosed Desires
15. The Resistance
16. Starlight
17. Time is Running Out
Encore 1
18. Unnatural Selection
19. Unintended
20. Exogenesis: Symphony Part 1 Overture
21. Stockholm Syndrome
Encore 2
22. Take a Bow
23. Plug in Baby
24. Knights of Cydonia
Read Full Post »