Cada vez que mi familia se embarca en un viaje me desespero al intentar acoplar en el interior del coche el equipaje que hemos preparado para afrontarlo. No he especificadao «en el maletero del coche» porque asumo que éste es totalmente incapaz de albergar la enorme cantidad de artículos que llevamos con nosotros (y no es pequeño, creo que 550 litros, si no más).
Dos maletas grandes con varios bolsillos de fuelle adicionales, tres mochilas de diferentes tamaños (pequeña, mediana y grande), una bolsa de viaje extra de proporciones majestuosas, una tabla de body-surf, tres bolsas con botas de montaña, una cometa, un paraguas, cuatro bastones de trekking, dos pares de aletas (las mías enormes), dos triángulos de emergencia, un botiquín, unas cadenas para la nieve (ahí me he pasado), una bolsa térmica con zumitos y cosas para el camino… Seguro que me dejo algo.
¿A dónde encaminamos nuestros pasos? Joder, a la playa.
Este derroche occidental no cuadra con mi manera de ver el mundo y de andar por él. Llevaba mucho tiempo dándole vueltas a estos temas, pero sin concretar nada, sin llegar a una conclusión que pudiera utilizar.
Hete aquí que ayer saqué un librito de la biblioteca llamado «¡Aligera! Guía completa de senderismo ultraligero«, Don Ladigin, Ed. Desnivel. El mismo libro es muy ligero: 104 páginas que se leen (con media sonrisa) en una hora. ¡Resulta que hay una filosofía detrás de todo esto! Viajar ligero (incluso ultraligero) es algo que preocupa a algunas personas de todo el mundo (al final, y a pesar de todas mis rarezas, no estoy tan solo).
Se puede viajar a pie con muy poco peso. Y eso es lo que quiero hacer. Tenía intención de realizar una travesía a mediados de agosto de varios días en completa autosuficiencia: sin más medios que los que pudiera portar y sin comprar alimentos ni servicios externos: yo solito tres o cuatro días. Revisando el material que tenía, me había venido un poco abajo: me deshice hace unos meses de mi vieja mochilona de acampada Altus (debía de tener 28 años por lo menos y estaba aún en buena forma); la mochila más grande que tengo ahora es de 42 litros… eso sí, más molona, pero no cabe nada; mi saco de dormir es muy cálido y confortable, pero es antiguo, pesa mucho y es enorme; tengo dos tiendas, pero es impensable llevarlas a cuestas… y nunca he hecho vivac: he dormido en tiendas buenas, malas y malísimas, en varios refugios malos y en otros horribles con ventanas rotas y chimeneas que no tiraban… pero nunca completamente a la intemperie. Esa idea me atrae mucho y creo que es buen momento probarlo con tiempo más o menos cálido y con la experiencia que tengo ahora.
¿Qué hacer?
- Conseguir un saco que se pueda comprimir, que me permita llevarlo en una mochila pequeña (¿fuera? ¿dentro?) y que me proteja del frío que hará de madrugada a 2000 metros en la montaña.
- Evaluar la posibilidad de complementarlo con una funda vivac de gama media.
- Nada de tienda de campaña: un toldo, un refugio de vivac o incluso nada. Pero en esas fechas llueve en las sierras (tormentas, viento, incluso frío) y debo tenerlo en cuenta.
- ¿Aislante barato y ligero o hinchable que me permita descansar mejor aunque pese algo más?
- Ajustar la ropa hasta lo mínimo imprescindible: dos pares de calcetines y calzoncillos; un pantalón de trekking con perneras para hacerlo corto/largo; ¿unas mallas largas de correr?; dos camisetas técnicas de manga corta; una camiseta técnica de manga larga; un polar fino; un cortavientos fino; una capa de agua que cubra de pies a cabeza y la mochila (aunque la mochila lleva su propia funda no cubriría el saco y el aislante si van en el exterior); nada de chaqueta super Gore-Tex (tengo una de Columbia de gama alta para el invierno, pero no la creo útil en agosto… bueno, no sé…). Tengo muchas dudas.
- Botas, mis buenas botas de Gore-Tex y suela Vibram. Sé que se podría hacer con zapatillas de trekking más ligeras, pero son caras, tendría que adaptarme previamente y el terreno que pienso recorrer es muy abrupto.
- Gorra de correr, que seca pronto y estoy acostumbrado a ella; complementada con una bandana que me cubra la nuca y el cuello; ¿una red anti-insectos? Usada con la gorra para dormir me salvaría de algún picotazo nocturno; alguna braga nunca está de más; quizás un gorro de polar fino para la noche.
- Dos bastones telescópicos de trekking, que me alivien las rodillas y los tobillos durante los 30-40 kms diarios y que me faciliten las subidas y bajadas por rocas.
Aún no tengo claro el recorrido. Estoy abierto a sugerencias (¡Y CONSEJOS!). Mi primera idea es recorrerme toda la Sierra de Guadarrama. A favor tengo que muchos tramos me los conozco de memoria y no dudo en los caminos y senderos; en contra, justo eso, que ya me los sé y me gustaría descubrir nuevos paisajes. No descarto el entorno de la Sierra de Ayllón, o incluso buscar caminos solitarios por el Alto Tajo, aunque en agosto estará petado de turistones en sus coches.
Y busco soledad.
Ahí ahí, marcando territorio.
Lo de «busco soledad» es lo más importante de todo el tocho, no vaya a ser que se te adose algún paquete inesperado a la chepa….jajajajja…!!!!
No puedo aconsejarte, porque tengo nula experiencia en esas lides.
Sólo puedo desearte mucha suerte, bonitas experiencias y que encuentres aquello que buscas en esa nueva aventura, y si te apetece que nos cuentes algo de ello a tu regreso.
Un saludo
jajaja, eso, que quede muy claro que no acepto compañía humana 🙂
Ayer descubrí este pensamiento:
«I prefer to hike alone but miss companionship in camp. It is great when you encounter something beautiful to share it w/ someone else. But I find that another person talking keeps me anchored in the other world I’m trying to escape. A good day of hiking is when I don’t see anybody. For me hiking is a way to re-connect to the life force, the earth. At a certain point most days I stop & truly realize my very tiny part in this incredible, non-stop ball of life that we are part of. If I am talking to someone this never happens»
AaronT in The Lightweight Backpacker Lite Philosophies and Practices forum
Estoy totalmente de acuerdo con el tal Aaron..
Pues con la última frase me haces polvo, yo que me iba a apuntar…
En serio, muchísima suerte y feliz encuentro, que estoy seguro que es de eso es de lo que se trata.
¿Te apuntas, Carlos?
Yo me apuntaría encantado… lo que no se es qué pasaría con mi matrimonio… quizá encontrara la soledad que tu buscas, yoku, jajajaja…
Ah, y yo no molesto. No hablo más que lo estrictamente necesario para la supervivencia del grupo. Pero mola compartir las cosas. Basta con un diálogo de este tipo:
– Qué pasada…
– Ya ves.
Y punto pelota.
Pues si prometes estarte calladito… 😉