Estoy en una etapa en que personas muy cercanas se encuentran en situaciones delicadas: con operaciones complicadas y enfermedades muy duras.
A menudo, cuando estamos sanos y rebosamos fuerza, olvidamos lo frágiles que somos: algo muy simple nos tumba como a un pequeño arbusto. Hoy aquí, mañana no. Así son las reglas de la vida. No hay otras y no podemos cambiarlas. Llegamos, estamos un ratillo y nos tenemos que ir. Con nuestros quarks el Universo seguirá combinando sus pócimas y cacharreos para convertirlos en árbol, en piedra, en sol, en nada.
Según me he ido haciendo mayor he ido comprendiendo de qué va todo esto. Y ahora lo sé. Sólo podemos disfrutar cada instante, cada día, cada respiración. No hay otra cosa que podamos hacer. Disfrutar cada día en la Tierra, porque puede ser el último. Porque puede que mañana no abramos los ojos. O los abramos y ya no sepamos quiénes somos ni qué sucede a nuestro alrededor.
Y mientras, bobamente, nos perdemos en ridículas preocupaciones sobre estudios, trabajos, misiones, objetivos, miedos e inseguridades. Queremos tenerlo todo atado, controlado. Vivimos como si fuera para siempre cuando la realidad es que somos efímeros. ¿Qué somos para una montaña de 200 millones de años? ¿Qué somos para el Sol? Un parpadeo, una brisa que se apaga, apenas más.
No soy la persona más indicada para aconsejar a nadie. Mi vida es un asco. Pero creo que sé cómo hay que vivir aunque yo no lo haya hecho así.
Disfruta, vive, ten experiencias de todo tipo, exprime cada instante, no te aburras, no veas la tele, no vivas la vida de otros ni la que te ofrezcan, sigue tu camino, sea cual sea éste, aunque no siga el trazado de la mayoría, ríe todo lo que puedas y llora cuando tengas que hacerlo, quiere a los tuyos y respeta a los demás, toma sólo lo que necesites, sé generoso y comparte lo que tengas, sé valiente, casi un loco, admira el mundo y sus maravillas, porque tú eres parte de todo esto…
Todo lo demás da igual, de verdad.
Aún tengo los pelos como escarpias. Pocas canciones como esta me han llegado nunca tan hondo, ¿qué tendrán las baladas heavy para golpear así nuestra alma?.
En cuanto a la entrada en sí, totalmente de acuerdo. Como escribe Sylvie en su blog, citando a Séneca: «mientras se espera vivir, la vida pasa». Apúremosla pues.
estoy de acuerdo con todo lo que dices. la pena es que a veces tenemos que aprender a base de hostias. tenemos que perder a alguien muy querido para darnos cuenta de ciertas cosas.
buen post ,si señor.
saludos,
el ch.
LA PUERTA ABIERTA
Tú sabes que has vivido sin cerrar nunca la puerta
y que por esas rendijas se ha colado muchas veces
hasta el tuétano el cuchillo criminal
de un viento frío,
pero también, majestuoso
y frágil, el timbre generoso de una voz
o una mano sin trampa, la flor
de una mirada que se da para quedarse,
la furia limpia del deseo, la risa franca,
la confianza y la pureza, la bondad,
la desnudez valiente de la vida
dispuesta a derramarse sin cálculo
para ser lo que ha de ser: este riesgo
feliz, esta hoguera encendida, este regalo
a punto siempre de perderse entre la niebla.
Después de Uros mis palabras serán como un zumbido de moscas en vuestros oidos…
Pues eso, que lo que dices es tan cierto como la limpia mirada de un niño.
Después de Uros, cualquiera dice nada, es verdad. Está claro quién debería tener un blog (y no este miserable que farfulla como explorador de la jungla con disentería).
Lo malo es que todos sabemos cómo habría que vivir, y sin embargo seguimos haciendo el gilipollas.
Después de Uros, hostias. Suscribo cada una de las palabras de tu post (¿no lo decis así?), en especial el último párrafo. Esa defensa de la libertad individual no siempre es fácil. En cuanto a la incoherencia entre lo que sentimos y lo que hacemos, mientras seamos humanos será difícil eliminarla. Aceptada la imperfección, quizá la pelea (la vida) consista precisamente en eso: intentar acercarse un poco cada día a la manera más digna de vivir… Como esas tiradas largas que te pegas, vamos.
«Lo malo es que todos sabemos cómo habría que vivir, y sin embargo seguimos haciendo el gilipollas.»
Añádelo a IDEAS PRESTADAS, aunque pensándolo bien, ¿como te vas a prestar a tí mismo una idea?.
Uros, maestro, se te echa de menos. 😉
Yo pasé una situación crítica en mi pareja que estamos superando, situación que también están pasando algunos amigos. Te das cuenta en esas situaciones lo que vales y que es lo que merece la pena. Valoras la sonrisa de tu hija, el despertar cada mañana, el remolonear en la cama un domingo por la mañana con tu pareja, salir al pinar con los amigos a disfrutar de una merienda en el campo o una merienda en la playa, trotar con amigos, compartir con ellos todos los momentos, que ellos noten que estas siempre ahí, un paseo por la playa con mis hijas, el beso de la noche de mi hija, animarla a despertarse de lunes a viernes por la mañana…….
Como veras hay muchas cosas que merecen la pena, todas muy baratas y a las que normalmente no prestamos atención.
Un abrazo y buenas carreras
Ah, qué haríamos los guitarristas heavies sin el acorde de E- (Mi menor), la potencia de 4 cuerdas vibrando al aire y la fuerza de los graves (sin su 3ª menor). El acorde perfecto para dejarlo sonar… y sonar… y sonar…
En fin, se me olvidó comentarlo… Y no, no me gusta Metallica, aunque esta canción no está mal, es una de las tres trillones de canciones heavies que se basan en el bello acorde de Mi Menor. No creo que haya ningún guitarrista que no haya compuesto algo basándose en ese sonido. Me juego mi Höfner.
joder yoku, que post tio…me quedo sin palabras, no es que tenga muchas pero vamos… que me ha encantado. ok seré valiente casi un loco el Domingo…
gracias
cuento prestado de Eloy Mon:
Encima de un enorme iceberg a la deriva por el Atlántico Norte, un señor de Cuenca, funcionario de correos, y un pingüino discutían por el precio de un sello. El debate era agrio, visceral, a cara de perro, y quizás hubiera durado días, meses, años.
Pero el iceberg no.
tres cosas: a) al leerlo me he echado unas risas, b)ojo con el iceberg que se derrite (noooo ésto no va del cambio climáticoooo) c) más le valdría al señor de Cuenca calzarse al pingüino en vez de discutir con él
😉
blus
A ver, por partes:
a) ¿Qué es un sello?
b) ¿Qué es un señor de Cuenca?
c) ¿A qué te refieres exactamente con «calzarse» al pingüino?
sello: pedazo de papel que se pega en un sobre como franqueo para que llegue a su destino
señor de Cuenca: natural de Cuenca, conquense,
calzarse al pingüino: ponerse un pingüino en los pies a modo de babuchas
sello: materia banal de discusión
señor de Cuenca: un propio, tipo estándar, persona del montón propenso a enredarse, yo mismo
calzarse al pingüino: hacer algo más divertido con el elemento en cuestión que discutir sobre el precio de un sello en lo alto de un iceberg
sello: séptimo, Bergman
señor de Cuenca: landismo, boina, este país
calzarse un pingüino: no se puede, a no ser que tengas el pié extremadamente pequeño, se lo metas al pingüino por el trasero y camines desta guisa…
blus
¿Ves como si te pones mejoras el cuento? 😀
Pero en el Atlántico Norte no hay pingüinos…